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Ampliando mi tribu creativa.

  • Foto del escritor: agusgallego
    agusgallego
  • 13 jul 2017
  • 2 Min. de lectura

Este librito lindísimo lo devoré una tarde de otoño tapada con esa manta de lana en el sillón de casa. Su autora es Vicky Llorente, parte de una grandísima familia de la que tengo muchísimos buenos recuerdos. Ayer fui a un taller en Espacio Tertulia en el que Vicky compartió con otras mujeres su experiencia y su mundo de cosas valiosas y palabras sabias. Ramitos de lavanda del campo donde vive, manteles de colores que le recuerdan su niñez, pedacitos de vajilla antigua que guardó como tesoros de sus recorridas por las playas donde pasó veranos felices y muchos libros que la ayudaron a inspirarse y que son los mismos que hicieron que hoy yo me anime a abrir mi mundo interno. Después de ver el resultado que le dieron a Vicky, debo decir que siento que estoy encaminada. Una de las sugerencias que nos propuso tiene que ver con las páginas de la mañana. Es un ejercicio que ella hace y que yo empecé hace algunos meses y que consiste en usar ese momento antes de empezar el día para volcar todas las ideas, miedos, preocupaciones, inspiraciones, sueños o lo que sea que surja en esos diez minutos antes de arrancar. Yo lo hago en un cuaderno en donde registro qué día es y escribo libre, guiada por una fuerza que viene desde bien adentro. Motivada por Vicky a revisar nuestros escritos pasados, me puse a leer qué pasaba por esta cabeza tan atolondrada algunos meses atrás y encontré esto del 5/5:


La vida es bella pero hay que saber mirarla. Y para mi mirarla es ver la hoja en blanco que representa cada día, el potencial en donde puedo incluir las pinceladas y los colores que tenga ganas. Llenar mi día de azules del cielo y del aire fresco que me pega en la cara cuando camino; del verde de los árboles que me dan un respiro en medio del gris de la ciudad agitada en la que vivo; amarillo del sol que tiñe las horas de la mañana con una alegría sutil y necesaria en el otoño naranja.

Prestar atención a los detalles que me rodean hace que mi obra final del día sea más rica y que cada hoja en blanco se convierta en una experiencia única y linda para disfrutar con todos sus matices. A veces las pinceladas son desordenadas pero el conjunto tiene armonía, a veces hay muchos grises y otras, una explosión de color; a veces la pasividad me tira hacia días minimalistas y otras, me siento salvaje y que mi día podría pertenecer al fauvismo de Matisse. A veces predomina la melancolía, otras la alegría. Pero siempre hay sentimiento y quizás algún día tendré un estilo definido. ¡Qué importa! Mientras, mis horas habrán intentado ser felices, coloridas y llenísimas de emoción.


 
 
 

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